martes, 12 de diciembre de 2006

TESTIMONIO DE VIAJE (El Salvador 2005)

VIAJE EL SALVADOR

Realmente se hace muy difícil condensar toda una experiencia en pocas palabras, pero si he de empezar por algo, me gustaría decir que realiza este viaje ha sido ver cumplido uno de mis sueños: el tener la oportunidad de conocer otro país, otra cultura, otra gente y compartir con ellos todo lo que soy. Considero que hay multitud de formas de viajar y comprender el por qué es ésta la que realmente te lleva al corazón de las personas y a comprender el por qué de tanta injusticia social.

Comienza mi viaje en un país maravilloso llamado El Salvador, un país geográficamente muy pequeño, pero con una gran historia y con un pueblo marcado por la lucha incansable y por la búsqueda de la justicia y de la igualdad. Son muchos los miedos te acechan: me adaptaré, seré capaz de adecuarme física y psíquicamente a los nuevos cambios… y un sin fin de etcéteras que son disipados cuando comienzas a convivir con unas personas que no has visto nunca, pero que en cuestión de segundos empiezan a formar parte de tu vida.
Estuvimos en cuatro comunidades, todas diferentes entre ellas, pero con un eje en común, el espíritu de lucha y el no dejarse abatir por las dificultades. En el momento en el que comienzas a compartir con ellas, todos los miedos e incertidumbres desaparecen, todo se ve como más pequeño, una misma se percibe minúscula ante la grandeza de una gente que no tiene nada y lo da todo. En este punto es cuando comienzas a entender que no tiene sentido la idea de “ir a ayudar”, al menos en un viaje tan corto en el tiempo. Todo lo contrario, el significado es “ir y dejarse ayudar”: que nos ayuden a entender una realidad, la desigualdad que viven, a comprendernos a nosotros mismos y la realidad que vivimos en nuestro mundo.
De mi experiencia me quedo con la cultura y la historia de un pueblo marcado por el dolor y la guerra. Pero, fundamentalmente, me quedo con las personas que viven inmersas en esa historia, personas únicas y llenas de comprensión, lucha y fe por conseguir la dignidad y la justicia. No se puede explicar como son esas personas, hay que experimentarlo. No me olvidaré de todas las familias de la Comunidad de San Antonio Abad, que aún viviendo en condiciones límites, ponían a nuestro servicio y al de otras personas más necesitadas de la comunidad todo lo que poseían y tenían. Tampoco me olvido de Salvador y Paula, de la Comunidad de los Jardines de Colón, un matrimonio marcado por la guerra y la opresión; padecieron torturas, saqueamientos y fueron perseguidos hasta el final por el ejército salvadoreño. Y que decir de los niños y familias de la comunidad de los Naranjos. Niños que se hacían adultos a corta edad, pero que no perdían su entusiasmo y alegría. No me olvidaré de sus sonrisas, de sus pies descalzos y de todas las tardes que pasábamos en la escuela y jugábamos al fútbol. Experiencias como estas sólo se tienen después de muchos días viviendo juntos, compartiendo alegrías y dificultades…

La superación y el poder libertador de estas personas, me ha demostrado hasta que punto somos esclavos de necesidades y exigencias sin sentido. Encontré una realidad en la que las personas son mucho más importantes que las cosas y que me ha demostrado que el compartir enriquece todo lo que se hace.

No se hace este viaje para llevar la propia ayuda, se va con la voluntad de exponerse a una experiencia única, hecha de pensamientos, cultura y personas. Se regresa con muchas dudas y con algunas ideas para darle un sentido a todo lo vivido, para hacer que el viaje no sea un evento casual, sino una etapa importante en la propia vida.

1 comentario:

RUBEN dijo...

Soy un salvadoreño residiendo en Valencia y me alegra mucho que los comites Oscar Romero en honor a nuestro martír esten presentes en muchos países, especialmente en el Estado Español.

Tengo 31 y aún recuerdo el final de la guerra civil en El Salvador, toda aquella represión que sufrimos en carne propia en manos de las fuerzas armadas y el gobierno de turno aún siguen en mi memoria y desgraciadamente las causas que motivaron aquella guerra aún siguen presentes en nuestros dias.

Aprovecho la oportunidad para felicitar a todos aquellos que hacen las visitas a la comunidades pobres de nuestra América Latina y darles las gracias, mil gracias por el apoyo y por estar con nuestro pueblo que siempre los recibira con una sonrisa de oreja a oreja.

Sin más...... Un cordial y caluroso saludo para todos ustedes.

Ruben A. Peralta
alfonsito91@yahoo.com